El reloj digital marcaba las 11:15.
él se disponía a viajar por el metro hacia la TAPO, caminaba por el anden casi vació excepto por una familia nuclear; padre, madre, y 2 varones, los siguió hasta el final del pasillo escuchando el sonido que provenía de los rieles anunciado la próxima llegada del tren.
Pacientemente se subió, vio a un par enfrente, a otras dos al fondo, y varios sospechosos por todos el vagón, él mismo era uno de ellos; no traìa un anuncio pero la familia que se había subido a la par que él lo veìa sin indulgencia. En la próxima estación una pareja y un sospechoso mas subieron, los niños miraban un tanto pasmados aquellas manos entrecruzadas, acercamientos, caricias, contactos bucales y la complicidad de los sospechosos; el parpadear de las luces internas y externas daban el toque final a aquella escena erótica.
Los padres taparon los ojos a los niños,
los niños crecieron ciegos.
Hay muchos ciegos en esta distopía urbana
2 comentarios:
Saludos, orale, si que es cierto lamentablemente, los ciegos en mayoria son los padres :(
Y creo que seguiran existiendo esos ciegos, durante varias generaciones mas...
Publicar un comentario